MALASPINA 11 y 12 de septiembre, 2014.- Malaspina no lo consigue

Desgraciadamente tenemos malas noticias relacionadas con Malaspina. El satélite nos informa de que no se ha movido de un punto en mitad del Sahara en los últimos días lo que con toda probabilidad indica que Malaspina ha sucumbido a la dura prueba que supone cruzar este gran desierto.

La migración es un momento crítico para la supervivencia de las aves migradoras y el desierto del Sahara es la barrera más imponente para los millones de aves que cada año se mueven desde las zonas de reproducción hasta las regiones de invernada en el África subsahariana. El Sahara se extiende por unos 9 millones de km2 y tiene una anchura mínima a franquear de unos 1.500 km. En el desierto existe un grave riesgo de deshidratación, agravado por vientos muy fuertes que a menudo provocan tormentas de arena que dificultan la navegación. Por ello, muchas aves vuelan muy alto cuando tienen que atravesarlos, reduciendo de este modo la pérdida de agua y esquivando las tormentas de arena. Además, a medida que se gana altitud la densidad del aire disminuye y con ella la resistencia que encuentra el cuerpo del ave. Ello favorece la navegación y, por tanto, reduce el consumo de energía. Lo pueden hacer gracias a que tienen un corazón de gran tamaño y a que son capaces de optimizar la absorción del oxígeno a bajas presiones.

Las águilas pescadoras a menudo vuelan a más de 1000 m cuando atraviesan el Sahara. No obstante, la última localización de vuelo recibida (16:00 del 11 de setiembre) indicaba que Malaspina volaba a una altitud extraordinaria, a 3.873 m sobre el nivel del desierto. Este detalle podría estar indicando que tomó altura para intentar evitar una tormenta de arena pero que desafortunadamente no lo consiguió perdiendo la vida en el intento.