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Sobre las 9 de la mañana del martes Cousteau se encontraba volando a baja altura sobre el Parque Nacional de Djoudj en Senegal. A pesar de ser ésta una de las reservas ornitológicas más importantes del planeta y una zona muy adecuada para las águilas pescadoras, su instinto migratorio le lleva a abandonar esta zona tan propicia, cruzar el lago Guiers y pararse para dormir sobre una acacia en una zona semidesértica, no muy lejos del río Ferlo. Parece que ya no tiene prisa porque en esta jornada únicamente ha cubierto unos 130 km, muy poco si lo comparamos con las largas distancias que se afanaba por salvar cuando sobrevolaba el peligroso desierto.