Mandela invernando en el río Gambia

Wednesday, 23 December 2015 15:44
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- URDAIBAI RESERVE - Aitor Galarza, Director del programa de recuperación del Águila pescadora en Urdaibai, ha recorrido recientemente las zonas de invernada de nuestras águilas pescadoras en Senegal y Gambia, con el objetivo principal de conocer el hábitat en el que se desenvuelve Mandela y si fuera posible obtener testimonio gráfico de su presencia allí.

Port Gazt

Tras permanecer alrededor de un mes en el río Ferlo, afluente del río Senegal, el día 25 de octubre Mandela se desplazó de nuevo hacia el sur, hasta alcanzar las riberas del Casamance, a unos 400 km. Desde allí se dirigió de nuevo al norte, esta vez a las riberas del río Gambia, a donde llegó el día 2 de Noviembre. Desde entonces se ha aquerenciado en una zona de inundación situada a unos 2 km del río principal. Utiliza un área de campeo de apenas 50 hectáreas. Descansa y duerme en un pequeño manglar y pesca en los canales adyacentes.

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Movimientos de Mandela a finales de octubre de 2015

A continuación reproducimos un extracto del diario de viaje de Aitor.

14 Noviembre de 2015

Hoy he contratado una embarcación para poder recorrer una parte del espectacular Parque Nacional del Delta del Saloum. El Parque cubre aproximadamente el 40% de las 180.000 hectáreas que tiene la totalidad del Delta, una red de canales de agua salobre con más de 200 islas, bosques frondosos de mangle y zonas costeras atlánticas. Se trata de un hábitat conocido por ser muy propicio para la invernada del Águila pescadora, así como por su gran diversidad y abundancia de aves acuáticas y marinas. Gracias al transmisor satelital que porta, sabemos que Mandela ha visitado ya este Parque Nacional en dos ocasiones. El 16 de Setiembre hizo un alto en su migración para dormir en la zona central del Delta. Después se dirigió hacia el sur, cruzó Gambia, el Casamance senegalés y Guinea Bissau hasta que alcanzó Guinea Conakry. Sin embargo, el 22 de Setiembre volvió a visitar el Saloum pero en esta ocasión pernoctó más al sur, a unos 5 km de Missira, no muy lejos de la frontera con Gambia.

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Foto 1. Manglares en el Parque Nacional del Delta del Saloum

Missira es una pequeña aldea que vive fundamentalmente de la pesca. Tiene un pequeño muelle del que parten los botes para pescar y también para transportar pasajeros a las aldeas desperdigadas por el Delta. Su principal atractivo es que resulta el lugar ideal para la visita al Parque Nacional. Además la localidad es famosa por su ceiba milenaria, uno de los árboles más grandes de Senegal.

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Foto 2. Ceiba milenaria de Missira

Partimos temprano del embarcadero de Missira. Mi objetivo principal hoy es recorrer el mayor número de kilómetros tratando de fotografiar ejemplares de águila pescadora, con la esperanza de que alguna de ellas forme parte de la treintena de ejemplares liberados hasta la fecha en el marco del proyecto de recuperación de la especie en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. La marea está subiendo y nos internamos por los primeros canales.

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Foto 3. Baobas en el borde del manglar

El manglar es espectacular y compuesto en algunas zonas por árboles de más de diez metros de altura. Asimismo se ven solitarios baobabs que sobresalen en el paisaje. Observamos con frecuencia dos especies de cormoranes (Phalacrocorax africanus y P.carbo), garcetas grandes (Egretta alba), garzas goliat (Ardea goliath), alcaravanes (Burhinus senegalensis) varias especies de charranes (Sterna maxima, S. caspia,....), Martín pescador pío (Ceryle rudis), muchos zarapitos trinadores (Numenius phaeopus) y chorlitos grises (Pluvialis squatarola)....

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Foto 4. Charranes reales (Sterna maximus), junto a una Pagaza piquirroja (Sterna caspia) y un Charrán patinegro (Sterna sandvicensis).

Hasta en dos ocasiones nos sobrevuela el espectacular buitre palmero (Gypohierax angolensis).

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Foto 5. Buitre palmero

Recorremos aproximadamente 35 km en los que llego a contabilizar un mínimo de 35 ejemplares diferentes de águila pescadora, bastante menos de las que esperaba encontrar a juzgar por lo que había leído con respecto al lugar. Además, se muestran extremadamente desconfiadas, probablemente porque en el Parque apenas conviven con seres humanos. Descansan o comen en árboles secos que destacan en el manglar o sobre bancos de arena. Con el objetivo de 400 mm consigo sacar fotografías a algunos de los ejemplares, las cuales me servirán después para identificarlos en el caso de que estén anillados.

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Foto 6. Un águila pescadora sobrevuela el manglar

De vuelta a Missira me encuentro con un grupo de voluntarios de la ONG balear "Dentistas sobre Ruedas" que trabaja desde hace unos años en Missira tratando de paliar algunas de las muchas deficiencias sanitarias de la localidad. Me comentan que por un módico precio puedo alojarme en el mismo campamento en el que ellos están, así que hago noche allí compartiendo cena y charla con ellos.

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Foto 7. Pescadores preparando las redes en el muelle de Missira

15 Noviembre de 2015

Desayuno frugal en el campamento de Missira, en la orilla del Parque Nacional Delta del Saloum. Mi objetivo hoy es alcanzar la zona donde está Mandela para poder observarlo e intentar sacarle alguna foto o incluso vídeo que documente la narración.

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Foto 8. Mezquita de Missira

Llego a la frontera con Gambia a las 8:00. El puesto fronterizo se sitúa en la mitad de una zona poblada. A este lado está Karang y al otro Amdallai, sin solución de continuidad. La carretera recorre la única calle de estas localidades hasta que te topas con los carteles indicativos. Cuesta un poco enterarte del procedimiento dado el bullicio y caos generalizado que reina en la frontera, que poco se diferencia del resto de la calle. Pago 1.500 XOF (2,5 €) al de aduanas. Desde allí paso a la policía donde me toman mis datos y me dicen que para entrar en Gambia tengo que tener una póliza de seguros especial. Me lleva en motocicleta un tipo hasta una tienda cutre en donde para mi asombro me expiden el seguro citado, previo pago de 12.000XOF (20€). Vuelvo a la policía y me rellenan el trámite tras abonar 1.000 XOF. Cruzo a la zona gambiana y me mandan a un cuarto oscuro y lúgubre al fondo de un corredor, junto a las celdas. Me apuntan en sus libretas y me dan el OK. Salgo de allí sin que nadie me mire nada porque en la frontera está lleno de policías pero aparentemente nadie se fija si entras o sale. Es como avanzar por una calle. Sin embargo, al cabo de dos kilómetros hay un control policial en donde una mujer policía me indica que me falta el sellado del pasaporte. Me entero entonces que hay otro cuartucho en donde te dan el visado y te sellan el pasaporte. Vuelvo a la frontera y resuelvo el asunto previo pago de no me acuerdo cuanto. Alcanzo de nuevo el control policial. La mujer policía me pide dinero descaradamente. Mete la mano con disimulo dentro del vehículo y le doy 20 dalasis (1€). A pocos kilómetros está el pueblo de Fass. Abandono la carretera asfaltada y atajo por una pista para evitar tener que bajar hasta Barra para tomar la carretera hacia Kerewan. Al de unos diez kilómetros llego al asfalto de nuevo. Es domingo y hay muchas personas en la carretera haciendo dedo. Me detengo muchas veces para recoger a la gente. Paso por tres controles policiales. En dos de ellos me piden dinero, pero me hago el orejas y me dejan pasar, supongo porque llevo conmigo gente local. Paso por el típico paisaje de sabana, con cultivos y árboles dispersos. Baobabs enormes y preciosos.

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Foto 9. Cartel anunciando uno de los pueblos mandingas

Un poco antes de Kerewan atravieso una zona pantanosa y un afluente bastante caudaloso del río Gambia. La ribera norte del río Gambia está poblada por la etnia mandinga y muchos de los pueblos que atravieso se denominan Kunda (Jammeh Kunda, Njaba Kunda, Kinteh Kunda,...). No muy lejos está Juffure, el pueblo del que se supone procedía Kunda Kinteh, el personaje principal de la novela escrita por Alex Haley, que dio lugar a la famosa serie de TV "Raíces" sobre un mandinga raptado y hecho esclavo en América.

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Localizaciones de Mandela a mediados de Noviembre en la ribera norte del río Gambia

A partir de la información suministrado por el satélite Argos y después de estudiar en el Geogle Earth la geografía y los caminos, intento acercarme a la zona pantanosa por donde suele moverse Mandela, Accedo por Njaba Kunda intentando acercarme pero termino bastante desorientado en Marong Kunda después de casi dos horas de vueltas por la zona. El problema es que nadie habla inglés, así que resulta muy difícil que te puedan ayudar. Los pueblos, las pistas, las cabras, las personas e incluso los majestuosos baobabs parecen todos iguales. Desesperación total.

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Foto 10. Baobab al borde de una de las pistas

Al final consigo volver a la carretera asfaltada y hago un último intento. Continúo por la carretera hasta Minteh Kunda, me meto en el pueblo buscando una pista que me acerque al río. Al final del pueblo hay un grupo de jóvenes charlando y oyendo música. Les explico que quiero llegar al río y uno de ellos que chapurrea el inglés se ofrece a acompañarme. Se llama Mbendew Minteh, tiene 24 años y es mandinga. Recorremos unos 2 km por una estrecha pista y alcanzamos unos arrozales con mucho arbolado, junto a una zona pantanosa. En ese punto da comienzo una barra de tierra artificial capaz de permitir el paso de vehículos pero Mbendew me explica que más adelante está cortada, así que aparco junto a los arrozales. Hace muchísimo calor. A lo lejos vemos cómo vuela un águila pescadora. Tras recorrer toda la barra vemos otra águila posada en el borde de un bosque de acacias. Es un adulto y no está anillado.

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Foto 11. Ejemplar adulto de águila pescadora posado en un bosquete de acacias

Aunque llevo fotografías aéreas de la zona, estoy un poco desorientado por lo que no consigo aclararme de dónde estoy exactamente y cuál es la dirección en la que debo buscar a Mandela. Es ya muy tarde y decido desistir, así que le dejo a Mbendew en su pueblo y le doy una propina por su ayuda. No hay alojamiento en la zona por lo que decido dirigirme a Banjul, cruzando el río Gambia por el único punto cercano: el ferry desde Barra. En el camino paro a varias personas, lo que parece librarme de la codicia policial. En Kerewan monta en mi carro un chico de 17 años que está haciendo labores de voluntariado social y que también va a Banjul. Habla bien inglés, así que me viene bien para guiarme. Además me ayuda a la hora de hacer los trámites del ferry. No entramos en uno de los ferries y tenemos que esperar más de una hora hasta el siguiente.

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Foto 12. Costa junto a Banjul (Gambia)

Llegamos a Banjul de noche. Gracias a Dios o a Alá el chaval se ofrece a ayudarme a buscar un alojamiento. Caos total en Banjul, calor, mucho humo, contaminación de coches. Un horror y un error haber cruzado a Banjul. Me lleva a la zona de hoteles de lujo repletos de holandeses y británicos, algunos acompañados por esbeltas y bellas africanas. A su alrededor cientos de tiendas, restaurantes, bancos,....en un ambiente ruidoso y asfixiante. Le explico que prefiero algo más sencillo y me habla de que conoce unas cuantas guest houses. Hace un montón de llamadas y visitamos varios de estos establecimientos. No hay plazas. Finalmente contacta con su hermano mayor y éste viene a ayudarme. Visitamos varios establecimientos hasta que a eso de las 10 de la noche damos con un establecimiento regentado por un galés y que está recién inaugurado. Es un sitio que está bien aunque todavía huele a obra y hace un calor asfixiante, a pesar del ventilador. Ni lo dudo. No he comido prácticamente nada desde el desayuno y se ofrecen a prepararme una cena rápida: pollo con arroz y una salsa algo picante. Me despido agradecido del chaval y de su hermano. Después de cenar consulto Geogle Earth y me doy cuenta de que he estado a un kilómetro de la zona en la que buscar a Mandela. Pardiez! Decido huir mañana de Banjul y hacer un último intento de encontrar a Mandela.

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Foto 13. Muelle norte del ferry Barra-Banjul que cruza la desembocadura del río Gambia

16 Noviembre 2015

Salgo del hotel en Banjul sobre las 8:00 con la intención de estar en el ferry temprano, dado que siempre se tarda bastante. Por el camino recojo en autostop a una mujer musulmana que se cubre la cabeza y después también a un hombre. Ambos son gente agradable. Hablan inglés sin problemas así que me van guiando por el caos ya que no hay indicativos en las calles. El hombre me ayuda incluso a realizar los trámites en la propia "oficina" del ferry. Llama la atención que la gente no solamente no respete la cola sino que incluso metan literalmente la cabeza por la ventanilla mientras a uno le están atendiendo. Finalmente entro con el coche a la zona de embarque, donde hay que esperar a que llegue uno de los ferries y descargue gente y vehículos. Se me acerca un hombre que se identifica como policía antidrogas con un carné manoseado. Me manda llevar el equipaje a un cuartucho desvencijado, sucio y oscuro, en donde me lo revisa. Se centra en mis medicamentos personales, los que siempre llevo por si tengo alguna emergencia, hasta que encuentra uno que está en su lista de medicamentos que necesitan receta y me comunica que en Gambia es una infracción llevar ese medicamento sin receta. Me quejo y él me dice que me siente. Pinta chungo, así que como veo de qué va la historia le ofrezco arreglarlo con dinero a lo que accede sin dudar lo más mínimo. No me pide una cantidad fija, así que saco 500 dalasis y trato hecho. Me vuelvo hasta mi vehículo mentando a su madre, a pesar de que la pobre supongo que no tiene culpa de haber parido un hijo así. Durante el trayecto me intentan endosar varios pasajeros para que los lleve a Dakar. Por la proa se nos cruza un bando de unos quince delfines mulares.

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Foto 14. Delfines mulares (Tursiops truncatus) en la desembocadura del río Gambia.

Nada más salir del ferry en Barra me topo con un doble control policial y militar. Por despiste, me paso unos metros la primera de las señales pero detengo el vehículo en cuanto oigo un silbato. Me piden todos los papeles y como ven que tengo todo en regla me comunican que tengo que pagar una multa por saltarme el control. Una mujer policía me lleva a un chiringuito modelo cochiquera y me pide 3.000 dalasis (60€). Le miento y le digo que no tengo tanto dinero, que únicamente puedo darles 600 (12€). Me sale mal la jugada porque entonces me pide que le dé un regalo, así que le doy una herramienta multiusos que creo vale bastante más que 60 €. En el control adyacente los militares también me piden dinero pero les digo que ya me ha desplumado la policía y me dejan pasar. Me dirijo hacia donde está Mandela, siempre intentando coger en autostop gente mayor o señoras con niños. Creo que la policía se corta un poco cuando ven que vas acompañado con gente local. Mejor operar sin testigos. En 80 km me topo con cuatro controles. Excepto el último de los controles en los que hablamos del Barsa, del Madrid y del Athletic, y los polis estuvieron de buen rollo, en los otros me piden todos los papeles, me miran si llevo extintor,....buscando un pequeño fallo para morder. Finalmente como no lo encuentran me piden dinero por la cara. No pago ni un solo dalasi. En uno de los controles había media docena de polis, uno de ellos equipado con un Kalashnikov. Me señalan de que no me había detenido en el sitio correcto, una valla oxidada instalada antes del control. Les replico que la valla no tenía señalización alguna así que no había porqué parar y por tanto no había infracción. Como insistían en su argumentario, les he dicho que en mi país yo era policía (una mentira piadosa, al fin y al cabo soy agente forestal) y que allí la policía estaba al servicio de la gente y no para sacar pasta. Como no han acariciado el Kalashnikov he interpretado que me podía ir, esta vez también soltando imprecaciones por lo bajini y preguntándome qué .... pintaba yo allí. ¡Vaya estrés! He llegado a Minteh Kunda sobre las 13:30. Hacía bastante calor. A Mbendew lo he vuelto a encontrar en el mismo sitio y se le notaba contento ante la perspectiva de ganar otra vez un dinerillo. Hemos bajado hasta los arrozales y he compartido con él un bocata de bonito y agua. Cruzamos bajo la canícula por el mismo sitio que ayer, una barra artificial de tierra elevada sobre el río alrededor de dos metros y que tiene casi dos kilómetros de larga. Da la sensación que forma parte de un intento fallido de carretera. A lo lejos se ve un grupo de pelícanos. Más cerca, en los arrozales se observan diferentes especies de ardeidas (Picomartillo, Garceta grande y Garceta costera) junto a las omnipresentes avefrías espinosas (Vanellus spinosus).

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Foto 15. Garceta grande (Egretta garzetta) y Garcilla cangrejera (Ardeola ralloides).

Muy lejos vuela un águila pescadora. Nos alcanza un viejo pescador en bici que se para a conversar en mandinga con Mbendew. Dice que se suelen ver muchas pescadoras al atardecer. Me suelta alguna palabra en castellano, al parecer trabajó en algún pesquero español. Estamos ya en la zona de Mandela y no vemos más que alguna pescadora en la lejanía. Hay bastante mangle, zonas de barro seco y húmedo y también bosquetes de acacias. Me comenta Mbendew que él llego a vivir allí en algunas épocas y que en las zonas de acacias había cultivos de arroz, lo cual quiere decir que el nivel del Gambia se ha reducido bastante en los últimos tiempos dada la juventud de Mbendew. Me enseña cómo le llaman a la Pescadora en mandinga, Zoelium o algo parecido. Gracias se dice Abaraka, Qué tal? Sumoenle? y Corchonante signifuica bien. Habla muy poquito inglés y apenas sabe escribirlo. No es capaz de escribir en su propio idioma, el mandinga. Avanzamos sobre el barro seco del lecho de inundación. Este año ha sido muy lluvioso, así que el nivel del agua está más alto, me comenta Mbendew.

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Foto 16. Pescador local en la zona de invernada de Mandela.

Llegamos a otra barra artificial de tierra parecida a la anterior pero de sólo unos 300 m de longitud. En ella hay un pescador que está echando la red de mano. Pesca tilapias muy pequeñas. Mbendew conversa con él mientras dejamos el calzado en la orilla para poder cruzar una zona de fango. Al andar nos hundimos por encima de la rodilla. Después caminamos cerca de un kilómetro por una estrecha franja de fango endurecido que queda entre el manglar y el bosque de acacias sin mucha esperanza de toparnos con Mandela. El suelo abrasa, así que nos tenemos que mover ágiles para no quemarnos los pies. También tenemos que evitar pasar por la sombra que ofrece el bosque de acacias porque el suelo donde crecen está lleno de pinchos que se nos clavan dolorosamente en los pies.

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Foto 17. Manglares al borde de los canales en los que pesca habitualmente Mandela

En un recodo Mbendew me indica que hay una pescadora. Está muy cerca, a menos de 100 m. Miro rápidamente con los prismáticos y distingo claramente la antena del transmisor. Eureka! Como había guardado la cámara en la mochila para atravesar el barrizal pierdo unos segundos cruciales para asegurar unas fotos del evento. En menos de un minuto Mandela se echa a volar y la perdemos. Muy contento por verla pero rabioso por no haber podido actuar más rápido. Avanzamos con la esperanza de que se haya posado más allá. Cuando hemos recorrido unos 300 m Mandela nos ve antes que nosotros y sale del centro de la franja de mangle. Disparo una serie de fotos cuando se aleja. Miro el visor y veo que, aunque lejanas, las fotos testimonian claramente que se trata de Mandela ya que se aprecia tanto el transmisor como la anilla amarilla.

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Foto 18. Mandela se aleja con una tilapia en sus garras. Se aprecia la anilla amarilla, el transmisor y la antena.

Volvemos sobre nuestros pasos y, aunque de lejos, la volvemos a ver. Se lanza a pescar al menos en cuatro ocasiones. Vemos los picados y oímos el ruido del impacto contra el agua pero la franja de mangle nos impide observar la secuencia completa. Finalmente desaparece detrás del manglar.

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Foto 19. Mandela se lanza en picado.

Por desgracia no puedo permanecer más tiempo en la zona porque los alojamientos más cercanos están en Banjul (cruzar de nuevo el río Gambia y vuelta al caso) o ya en Senegal. Tengo más de una hora camino al coche y después otra hora y media hasta la frontera, y conducir de noche puede resultar peligroso. Si Mandela estuviera en Senegal haría una tercera incursión para obtener mejores fotos, pero en ese momento no pienso más que en salir de Gambia. Tras despedirme de mi guía mandinga y darle su merecido estipendio me dirijo a la frontera, pero antes tengo que atravesar de nuevo los cuatro controles. Sorprendentemente en todos ellos se muestran afables y no me presionan. Un peso de encima. ¡Adiós "servidores públicos"!. Llego a la frontera anocheciendo. En el lado gambiano no tengo problemas. Cuando me dirijo a mi vehículo alguien me llama la atención. ¡Es la ceremonia de recogida de bandera! Cinco policías con diferentes uniformes marchan en formación, se cuadran ante la bandera para después plegarla con gran cuidado y marcharse a la oficina en formación pomposa. Toda la gente alrededor se pone tiesa hasta que termina la ceremonia. En el lado senegalés el policía de turno me dice que el sello de inmigración gambiano no tiene tinta y se ve mal. Empezando a vacilar. Le respondo que ése no es mi problema sino en todo caso de la policía gambiana. Tras un titubeo me deja pasar. Toda la conversación se produce en una habitación sin luz, al fondo de un lúgubre pasillo a cuyos lados están las celdas. Menos mal que todavía no es noche cerrada. Paso a la "oficina" de inmigración a través de otro corredor. Afortunadamente hay mucho lío y me sellan el pasaporte sin más. Conduzco hasta Toubacouta y allí me registro en el hotel Keur Saloum. Es un complejo hotelero orientado a la pesca deportiva y la naturaleza, y está muy bien situado, en la margen del Saloum. No tengo moneda local y aquí aceptan tarjeta de crédito, así que, aunque no es barato no lo dudo un instante. Cerveza fría y una cena como Dios manda. Mañana merecido descanso.

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Foto 20. Águila pescadora posada en los manglares del Delta del Saloum

 

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