El viaje de Mandela prosigue a lo largo de África

Al día siguiente Mandela tuvo que encarar una de las etapas más difíciles de su travesía, la cordillera del Atlas. Desde Marrakech podría sin duda ver los imponentes 4.165 m del Toubkal, la montaña más alta de todo el norte de África. Por ello, para traspasar la cordillera, Mandela se desvió al Oeste, donde las cumbres son menores y, volando a unos 700 m de altura, sobrevoló el Atlas en una región en donde sus montes no sobrepasan los 1800 m.s.n.m.

Traspasado el Atlas, se dirigió hacia el fértil valle del río Sous, cerca de cuya desembocadura se encuentra la turística localidad de Agadir. Allí, Mandela eligió como zona para dormir una plantación de árboles frutales en medio del valle.

Al día siguiente partió a las 08:00 y realizó una verdadera proeza ya que recorrió más de 1.000 km en una sola jornada de vuelo. El primer tramo lo recorrió volando paralelo al mar, el cual sin duda tendría ocasión de vislumbrar desde su altura de vuelo. Después se internó en el Sahara y siguió viajando gran parte de la noche hasta parar a dormir más allá de la medianoche sobre una duna en Mauritania, a unos 150 km al oeste de la estructura de Richat, un accidente geográfico de unos 50 km de diámetro a modo de espiral, semejante a un ammonites gigante, y que llama la atención desde las alturas porque destaca en la monótona extensión del desierto.

Se sabe que las águilas pescadoras son capaces de cruzar grandes extensiones marinas en sus movimientos migratorios pero son muy escasas las evidencias de migración nocturna sobre tierra firme, lo que da una gran relevancia científica a la información que nos está aportando el viaje de Mandela.