Crónica de un viaje, capítulo 3: Buscando a Cousteau en Senegal y Gambia

Martes, 21 de Noviembre de 2017 11:51

-URDAIBAI RESERVE- Hace ya más de un año que el águila pescadora de nombre Cousteau partió de Urdaibai hacia el África subsahariana. Gracias al transmisor que porta en su espalda sabemos que está vivo y permanece en su zona habitual del sur de Senegal, a unos 10 km de Ziguinchor. A continuación publicamos la tercera y última parte de la crónica del viaje que realizó a Senegal Aitor Galarza, el director del proyecto, el pasado otoño.

Viernes 24 de Noviembre 

Amanecí con el alboroto de la pajarera a escasos metros de mi ventana. Era un continuo ir y venir de cigüeñas que transportaban ramas para rehacer los nidos o traían el buche lleno de peces atrapados en el manglar. Tras disfrutar de este glorioso espectáculo abandoné Ziguinchor tomando de nuevo la carretera hacia Bignona y desde allí me desvié hacia Kafountine. El paisaje era bastante similar pero la presencia de mangle era aún más patente y la zona estaba algo más inundada. A lo lejos pude distinguir un par de águilas pescadoras, pero la distancia era muy larga para fotografiarlas. Llegué a Kafountine al mediodía y me alojé en casa de una familia española-senegalesa cuyos componentes, Sisi y Davo, son desde entonces mis amigos.

01Cigüeña africana

Kafountine es una localidad de unos 4.000 habitantes que vive esencialmente de la pesca. El puerto no es más que unos 1000 metros de playa en la que diariamente atracan para desembarcar la pesca y arreglar las redes unos 300 cayucos que tienen entre 10 y 15 m de eslora.

02Kafountine

A lo largo de la playa discurre una pista a cuyos lados se concentran pequeñas construcciones que sirven de lonjas para almacenar la mercancía y negociar el género. Al final de la pista se encuentran los secaderos de pescado y los almacenes de la madera que se utiliza para el ahumado, una técnica cada vez más utilizada y que está produciendo grandes daños en el bosque local. Las garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) pululaban sobre los secaderos para atrapar sin descanso las omnipresentes moscas que atraía el pescado. Por la mañana, los pescadores se afanaban en arreglar redes y barcos lo que me permitió tomar algunas bonitas fotografías. Pero el gran espectáculo comenzó al atardecer, cuando retornaron de faenar los barcos y empezó la descarga del pescado. Entonces cientos de personas con baldes o conduciendo carros tirados por burros se acercaban a la playa para recoger el género y llevarlo hasta sus casas. ¡Increíble y colorida algarabía!

3.Puerto Kafountine

Sábado 25 de Noviembre

Había quedado al amanecer con un muchacho que me llevaría a pasear en bote por los manglares. El día anterior le había insistido que era muy importante salir temprano para sufrir menos el calor y tener buena luz para fotografiar. Aún así, apareció una hora más tarde y además tuvimos que ir a buscar combustible, con lo cual, para cuando embarcamos, había ya un sol de justicia. La idea era recorrer los canales hasta una isla en la que anidaban pelícanos (Pelecanus rufescens) y espátulas (Platalea alba) y fotografiar el mayor número posible de águilas pescadoras por si, por un casual, alguna de ellas era una de las liberadas en el proyecto de Urdaibai. En el embarcadero nos esperaba otro joven que fue el que pilotó la embarcación. Durante cuatro horas recorrimos una pequeña parte de la intrincada red de canales y manglares que se extiende desde Kafountine hasta la desembocadura del río Casamance, situada a unos 50 km. Nada más iniciar la travesía pude fotografiar un Mono tota (Cercopithecus aethiopis) que se encontraba en la punta de un árbol seco.

9.Rojo

La cantidad de aves que observé no fue muy grande, pero sí la diversidad. Además de pelícanos y espátulas tomé fotos de varias aves acuáticas, como la Garceta dimorfa (Egretta gularis), el Pato aguja africano (Anhinga rufa) o el Martín Pescador Gigante (Megaceryle maxima).

6.Megaceryle maxima

Sobre mi cabeza sobrevoló un Buitre palmero y también, muy alto, un Pigargo vocinglero (Haliaeetus vocifer). También observé una treintena de águilas pescadoras, aunque solamente a una de ellas pude leerle la anilla que portaba. Consultando después con anilladores europeos de la especie, se me comunicó que este ejemplar había nacido en el estado alemán de Mecklenburg-Vorpommern en 2012. Además, pude hacer una buena fotografía de un águila pescadora cuando acababa de atrapar un múgil.

8.Pescadora Zambullida

De vuelta al pueblo me dirigí hasta la casa del patrón de la embarcación para abonar el servicio. La familia se disponía a comer, así que fui invitado amablemente a unirme a ellos. Acuclillados o sentados en pequeños bancos nos arremolinamos en torno a un puchero con arroz y pescado, el señor de la casa, su mujer, la abuela, una hija adolescente, un nieto de corta edad y yo mismo. Al acabar de comer y después de lavarse, el señor extendió una alfombra en una esquina del patio para cumplir con sus rezos del mediodía lo que me permitió ser testigo durante unos minutos del transcurrir cotidiano de la vida familiar. Finalmente aboné lo acordado y me despedí de todos ellos agradeciéndoles en idioma Diola su invitación con un ¡Abaraka! (Gracias) y un ¡Legi-legi! (Hasta la próxima).

Esa misma tarde pude consultar en el ordenador las nuevas posiciones que marcaba el satélite, pero la información fue descorazonadora ya que Cousteau seguía deambulando por la zona de Ziguinchor pero sin volver a sus localidades habituales. No me quedaban muchos días así que decidí intentarlo de nuevo en los parajes a los que había acudido las semanas anteriores.

Domingo 26 de Noviembre

Abandoné Kafountine a media mañana, no sin antes disfrutar con algunas aves que revolotean alrededor de la casa de Sisi: el Cucal (Centropus senegalensis), la Vidua senegalesa (Vidua chalybeata) o el Pinzón de pico rojo (Lagonosticta senegala). De camino de nuevo hacia Bignona hice paradas cada vez que observaba algún ave de interés. Así pude fotografiar dos especies preciosas: el Obispo anaranjado (Euplectes franciscanus) y la Carraca abisinia (Coracias abyssinicus). Tras recorrer unos 100 km, tomé habitación en Badiouré, a unos 10 km de Bignona, en el mismo hotel en el que me había alojado el miércoles. Veronic y Salif, los amables empleados del hotel me dieron de nuevo la bienvenida.

10.ObispoNaranja

Al atardecer resolví hacer un intento de localizar a Cousteau en una zona algo más alejada de la carretera transgambiana, situada río abajo de los lugares que había explorado hacía unos días. Tras abandonar el asfalto recorrí unos 20 km de pista hasta Santack, no sin antes extraviarme en un par de cruces.

11.Santack

Esta pequeña aldea está ya bastante alejada de la carretera general, así que los niños pequeños muy pocas veces o nunca han visto un hombre blanco, por lo que mi presencia causaba un gran revuelo y los chavales gritaban a mi paso ¡Tubah, Tubah! (¡Blanco, blanco!) como si fuera yo un mono de feria. Estacioné el coche junto a unas casas y se me presentaron unos hombres, uno de los cuales dijo ser el jefe del poblado. Le expliqué que quería acceder al río para tomar unas fotografías y decidieron que uno de ellos me acompañaría, lo que me vino muy bien porque así evité tener un tropel de curiosos a mi alrededor, en particular los alborotados niños. Atravesando casas y zonas de cultivo salpicadas por grandes árboles accedí primero a un bosquete de palmeras y después al río. A pesar de ser únicamente un afluente del Casamance, la llanura de inundación en esta zona es muy grande, dominando en ella áreas medio encharcadas, cultivos de arroz y herbazales. En la lejanía se apreciaban grandes árboles secos, ideales como perchas para el descanso de las águilas pescadoras. Sin embargo, y aunque pude observar y fotografiar dos preciosas grullas (Balearica pavonina), ni rastro de Cousteau.

13.Grullas

Lunes, 27 de Noviembre

Tenía la última oportunidad de localizar a Cousteau antes de comenzar el regreso hacia Dakar y aposté por regresar a los dos puntos que más había utilizado en los últimos meses: el baobab junto a la transgambiana y la aldea de Mampalago.

12. Manpalago

Partí del hotel con las primeras luces con la esperanza de que Cousteau hubiera regresado a la zona y estuviera posado aún en alguna de las perchas que utilizaba habitualmente para pernoctar. A pesar de lo temprano había ya bastante trasiego por los caminos, en especial jóvenes y niños que se dirigían a la escuela. La primera parada fue para echar un vistazo al gran baobab cercano a la carretera transgambiana. La luz era magnífica y nada más echar a andar pude fotografiar dos preciosos calaos (Tockus kempi) posados en la arboleda. En la charca alzaron el vuelo varios patos y garzas, así como un par de ibis sagrados (Threskiornis aethiopicus), pero ni volando ni sobre el baobab se atisbaba la silueta de un águila pescadora.

5. Garceta grande

Resolví agotar mi última oportunidad y probar suerte en Mampalango. Tras aparcar el vehículo junto a una pista me interné por el bosquete cercano al río pero al de poco tiempo me di cuenta que un par de jóvenes me seguían discretamente lo que me produjo un cierto desasosiego. Decidí esperar a que se acercaran para preguntarles abiertamente lo que querían. Aunque no pude hacerme entender su manera de comportarse no me gustó nada, así que decidí irme de allí lo antes posible, no sin antes comprobar que no se veía ningún águila pescadora por los alrededores. Cuando estaba abandonando la aldea, un grupo de hombres me hicieron señas para que detuviera el vehículo. Uno de ellos me comunicó en tono bastante airado que no podía tomar fotografías de la zona sin permiso de la autoridad (o sea, de él mismo, que decía ser el “chef de la Ville”). Visto el cariz que tomaba la situación, pedí disculpas y en cuanto vi la oportunidad abandoné el pueblo para ir hacia el Norte y volver poco a poco hacia Dakar, desilusionado por no haber encontrado a Cousteau. Los trámites fronterizos en Parafenni resultaron relativamente ágiles aunque tuve que aguardar casi cuatro horas hasta cruzar en ferry el río Gambia lo que me retrasó mucho. Alcancé al anochecer Mbodiene, una pequeña localidad costera situada al norte del parque nacional de Sine-Saloum. Allí me alojé en Le Thiosanne, un campamento regentado por una familia a la que conozco desde hace unos años.

7.Pescadora


Martes 28 de Noviembre

El campamento se sitúa junto a una zona lagunar que se extiende unos 8 km hacia el norte y que suele ser frecuentada por muchas águilas pescadoras. En 2013 tuve la oportunidad de observar allí a Urdaibai, una de las primeras águilas del proyecto seguida por medio del satélite. Durante la mañana recorrí tanto la laguna como la playa que transcurre junto a ella y pude observar casi una treintena de águilas pescadoras, pero no pude comprobar si alguna de ellas estaba anillada. Se encontraban posadas en baobabs o sobre el mismo cieno y algunas comían los peces que habían capturado en el mar a primera hora. También había pelícanos, garzas y garcetas pescando y en la playa correteaban zarapitos trinadores (Numenius phaeopus) y gaviotas cabecigrises (Chroicocepahalus cirrocephalus).

4.Larus cirrocephalus copia

Un poco más al norte, ya de camino a Dakar, alcancé las lagunas de Somone y Popenguine, otros dos buenos enclaves para las águilas pescadoras. Ambas lagunas están situadas en un ambiente bastante humanizado lo que favorece la fotografía de aves al estar éstas acostumbradas a la presencia humana. Allí tomé la última fotografía del viaje: un águila pescadora con un pez volador en sus garras.

14Pez volador

 
Colaboradores

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