Crónica de un viaje: Buscando a Cousteau en Senegal y Gambia – Capítulo II

Miércoles, 05 de Julio de 2017 11:29

-URDAIBAI RESERVE- Cousteau, el águila pescadora que partió en Setiembre de Urdaibai, sigue emitiendo desde Casamance en el sur de Senegal.

El director del proyecto, Aitor Galarza, realizó el pasado otoño un viaje hasta esa región del África subsahariana, con el objetivo de recabar información sobre las águilas pescadoras en su zona de invernada e intentar tomar fotografías y grabaciones de vídeo del propio Cousteau. Proseguimos la crónica de su viaje.

Foto5 copia

Foto1. Mampalango1 copia 1

Miércoles 23 de Noviembre
Me levanté temprano, aún sin amanecer, con la emoción de pensar que iba a poder localizar a Cousteau. Analizando los datos con Geogle Earth, a priori no parecía que iba a tener problemas para acceder a la zona que Cousteau había frecuentado desde su llegada a Senegal. Las últimas localizaciones aportadas por el satélite eran de hacía un par de días e indicaban que permanecía en el mismo sitio. Abandoné Bignona por la carretera transgambiana y al de poco me topé con un control militar, soldados fuertemente armados apoyados por una tanqueta. Me saludaron y, sin pedirme la documentación ni registrar el vehículo, me indicaron que continuara el viaje.

Foto3. Carro copia

Era ya totalmente de día y la luz que se proyectaba sobre los grandes baobabs resultaba perfecta para la fotografía. Después de recorrer una veintena de kilómetros me encontré con un segundo control en el que tampoco me pusieron trabas, así que continué hasta el desvío a Mampalago, una pequeña aldea muy cercana a la zona en donde Cousteau pernoctaba con frecuencia. Tras abandonar la carretera asfaltada me dirigí por una pista de tierra hacia el pueblo. Una familia de monos Tota (Cercopithecus aethiops) cruzó la pista y se internó en la vegetación.

Foto2.Mono Tota copia

 

Al llegar a la aldea pregunté a un hombre mayor cómo bajar al río, lo que tuve que hacer serpenteando por una pista en muy mal estado. Dejé a la izquierda la pista que cruzaba el río hasta estacionar el vehículo en la linde entre el bosque y las plantaciones de arroz.

Foto9.RíoCasamance

A pesar de ser hora temprana el lugar estaba bastante concurrido; dos hombres pescaban con red desde una piragua, grupos de jóvenes se dirigían a pie hacia la escuela y un carro que transportaba hierba y un par de motos circulaban por la pista. Parecía a priori una buena situación porque Cousteau estaría habituado al trasiego de personas y vehículos, y sería por tanto más fácil aproximarse para tomar alguna fotografía. Frente a mí, a unos 250 m, se encontraba el lugar que más había frecuentado para descansar y dormir durante los últimos dos meses, desde que arribara a finales de setiembre.

Foto4. Posadero Cousteau Mampalango copia

Se trataba de un conjunto de árboles secos que destacaban sobre el humedal que se forma en este brazo del río Casamance, en cuyas orillas crece un denso bosque de baobabs y palmeras, además de plantaciones de arroz y mangos. El lugar parecía ideal para la observación y la fotografía ya que la vegetación me servía de camuflaje, la distancia era corta y el sol quedaba situado a mi espalda. Las carracas (Coracias cyanogaster) y cimitarras (Phoeniculus purpureus) revoloteaban entre los árboles, los alcaravanes (Burhinus senegalensis) y avefrías (Vanellus spinosus) pululaban en la orilla y también se veía un buitre palmero (Gypohierax angolensis) posado en la lejanía pero…. ni rastro de Cousteau.

Foto6. Alcaraván

Me instalé en una zona discreta y esperé durante un par de horas hasta que descubrí a lo lejos, al otro lado de la pista que cruza el río, la silueta de un águila pescadora. Estaba demasiado lejos para distinguir si estaba anillada o portaba transmisor, así que recogí el telescopio y el resto del equipo, crucé a la otra orilla y me acerqué a través de una plantación de mangos con el convencimiento de estar cerca de mi objetivo. Al acercarme revolotearon sobre mí dos águilas pescadoras. Disparé rápidamente la cámara de fotos y miré en el visor si alguna de las dos estaba anillada, pero ninguna lo estaba. Decepción. Regresé hasta el coche y un grupo de jóvenes me rodeó con curiosidad, así que les expliqué en mi rudimentario francés lo que estaba buscando. Uno de los jóvenes me dijo que había visto varias veces un águila pescadora anillada posada en los árboles secos. Cuando le pregunté si fue capaz de ver el color de la anilla me dijo que era amarilla. ¡Bingo! Así que ¡caliente, caliente!

Foto8.En vuelo

 

Decidí entonces probar suerte en otro de los puntos que sabíamos frecuentaba Cousteau, esta vez muy cerca del trazado de la carretera transgambiana. Me interné por una pista unos 500 m para acercarme después a pie hasta el borde del humedal. Al fondo, en la otra orilla, destacaba un gran baobab que en esta época del año había perdido todas sus hojas y que era, sin lugar a dudas, la percha que Cousteau utilizaba algunas noches para dormir. Vi, entre otras aves, una bandada de siríris cariblancos (Dendrocygna viduata), una pareja de gansos espolonados (Plectropterus gambensis), varias garcetas grandes (Egretta alba) y un avemartillo (Scopus umbretta), pero ningún águila pescadora. Tras asegurar alojamiento en las cercanías en un hotel que resultó estupendo (La Palmeraie en Badiouré), lo intenté de nuevo al atardecer con la esperanza de que Cousteau regrese a dormir a alguno de estos dos puntos que tanto había frecuentado en los dos últimos meses, pero el esfuerzo resultó baldío.


Jueves 24 de Noviembre
Hasta el sábado no iba a recibir nuevas localizaciones del satélite así que tratar de localizar a Cousteau sin esta información era como buscar una aguja en un pajar. Decidí por ello desplazarme hacia Ziguinchor para conocer la zona y continuar tomando fotografías y videos que sirvieran de material gráfico para el proyecto. Situada en la ribera del río Casamance, Ziguinchor es la capital de la región, un territorio colonizado por los portugueses que pasó a manos francesas a finales del siglo XIX para después formar parte de Senegal tras la independencia.

Foto7. Buitre palmero copia

La región está habitada esencialmente por los Diolas, que hablan un idioma propio, además del Wólof, la lengua vehicular en Senegal. Además, en algunas zonas se mantiene una variante local de la lengua criolla portuguesa. Desde finales de los años ochenta esta región ha sufrido un conflicto armado de baja intensidad entre un movimiento guerrillero que aspiraba a la independencia y las fuerzas del gobierno. Aunque la situación se encuentra en calma desde hace años, la presencia del ejército y los controles militares es aún patente. Ziguinchor posee una población de algo más de cien mil habitantes pero es, comparada con otras poblaciones de Senegal, una ciudad amable, con calles amplias y grandes baobabs que albergan muchísimos nidos de cigüeñas, el Tántalo africano (Mycteria ibis).
Desde Ziguinchor me encaminé hacia Elinkine, una pequeña localidad situada cerca de la desembocadura del río Casamance, a unos 50 km de carretera.

Foto11. Elinkine copia

 

Por el trayecto pude admirar pequeñas aldeas en los que destacaban árboles de porte enorme. Me llamó también la atención la presencia de iglesias junto a mezquitas, prueba clara de una buena relación entre ambas religiones. Según parece, tanto el islam como el cristianismo son religiones relativamente modernas en la región y se mezclan aún con los antiguos ritos y creencias animistas.

Foto10.Mezquita casamance


La carretera atravesaba también infinitas extensiones de manglares y llanuras de inundación que en esas fechas estaban medio secas y en las que podían verse algunas aves, aunque la distancia y la intensa reverberación dificultaba mucho la observación. Afortunadamente el escaso tráfico permitía que pudiera parar tan pronto como veía algo de interés, así que puede fotografiar un precioso camaleón (Chamaeleo senegalensis) que cruzaba la carretera y también un grupo de buitres alimentándose de un burro muerto. Distinguí tres especies: Alimoche sombrío (Necrosyrtes monachus), Buitre dorsiblanco africano (Gyps africanus) y Buitre moteado (Gyps rueppellii).

Foto12.Buitres

Foto13.Buitre moteado

Al atardecer regresé de nuevo a Ziguinchor. Allí había reservado habitación en un hotel que me habían recomendado. El hotel Le Perroquet no me defraudó porque, además de estar en la misma orilla del Casamance, tenía un enorme baobab con un montón de nidos de cigüeñas y cormoranes lo que me iba a asegurar un espectacular amanecer.

 

 
Colaboradores

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